
Me siento delante de la página en blanco, dispuesta a escribir un artículo liviano, para un periódico local, donde pueda exponer qué es el feminismo y el por qué de su importancia. Abro el buscador e introduzco la palabra mágica para coger ideas e inspirarme un poco, la desidia en Navidades se ha apoderado de mí y estoy un poco lenta de ideas… Cuál es mi sorpresa cuando me encuentro millones de páginas con millones de definiciones y diferenciaciones de feminismo.
¿Pero… esto qué es?- No salgo de mi asombro, así que me pongo a leer.-
“El feminismo es un movimiento político y social que busca la igualdad de derechos entre los géneros, entendiendo que el género femenino se encuentra en una situación de desventaja frente al masculino.”
Ofuf empezamos bien- digo “pa mis adentros”.-
Continúo leyendo y aquí es cuando pienso: la conceptualización, la maldita falta de conceptualización, para que luego me pregunten que por qué la clase de Lengua es obligatoria.
Entre las definiciones que me encuentro están:
- Feminismo radical.– el cual achaca la desigualdad y su solución a las estructuras políticas, sociales y económicas.
- Feminismo de la Igualdad.- que aboga por la igualdad de derechos para hombres y mujeres.
- Feminismo Disidente.- este me llama la atención, ya que dice ser el feminismo que busca la igualdad de derechos pero que se difieren de otros planteamientos feministas, por ejemplo no culpan de todo al patriarcado ni buscan una modificación del código civil; sinceramente, no entendí por qué se llamaba feminismo.
- Ecofeminismo.- aquí se alía con la ecología y nos introduce en un movimiento en el cual la subordinación de la mujer y la explotación de la tierra están totalmente vinculadas.
- Feminismo Negro.- aquí al igual que el ecofeminismo intervienen las alianzas, en este caso con el antirracismo.
- Feminismo lésbico.- heteronormatividad como problema y vínculos entre mujeres como solución.
- Feminismo marxista.- ya estaban tardando en aparecer, este culpa al capitalismo y al patriarcado.
- Feminismo liberal.- al contrario que el marxista, ve al sistema liberal económico como la solución a la desigualdad de la mujer ¿qué raro, verdad? comunismo versus capitalismo.
- Feminismo de la Diferencia.- con este realmente flipé, al contrario que el resto de feminismos, este busca incrementar las diferencias del género femenino para construir una nueva estructura social.
- Feminismo pro vida.- también lo podríamos llamar, feminismo católico, este feminismo es disidente en la idea del aborto, ya que los no nacidos son los más vulnerables a la opresión y por tanto, no tener esto en cuenta no sería feminista.
- Transfeminismo.- o feminismo que incluye a más sujetos aparte de a las mujeres, vamos, a los hombres transfemeninos.
- Ciberfeminismo.- aquí nos adentramos en las relaciones entre las mujeres y las tecnologías digitales, reaccionando a la apropiación de los espacios tecnológicos de los hombres.
- Feminismo Masculino.- el feminismo de los hombres, esos conocidos como aliados, aquellos que cuestionan cómo el patriarcado les afecta a ellos también.
Después de leer todo esto y rebuscarlo en otras webs, por si era una broma, me vienen a la cabeza los cabreos monumentales de las diferentes “influencers” o divulgadoras feministas de cada bando; y es que si miramos la lista podría ser la lista de los diferentes equipos de una liga deportiva. Todas luchan por ser las mejores, pero la
mayoría se olvidan de los principios más básicos del feminismo -aquellos que buscaba yo cuando me senté a escribir-.
Me voy a la base, a Simone, y a su definición de lo que luego sería el movimiento más necesario a día de hoy en sociedad: el feminismo, sí, en singular.
Ella decía: «El feminismo es una forma de vivir individualmente y de luchar colectivamente». ¿Luchar colectivamente?, nada más lejos de lo que nos encontramos hoy día en Instagram, donde las luchas entre feminismos dan más de que hablar que aquello que entraña.
Simone de Beavouir, en su libro “El segundo sexo” -que no género- explicaba como dependiendo del sexo con el que nazca la persona la construcción social alrededor de su vida es de un modo u otro, en especial, si la persona nacida es una niña; y cómo dicha práctica tiene que desaparecer, lo cual se conseguiría en el momento que éstas tuviesen los mismos derechos y oportunidades de elección que los nacidos niño. Parece sencillo de entender, pero no.
Puede que las traducciones y la evolución del lenguaje hayan hecho que se desvirtúen los conceptos sexo y género, constructo social, orientación sexual o patriarcado. Voy a mirar algo más contemporáneo -pienso-. Celia Amorós es un buen referente, Catedrática de Filosofía y con una bibliografía que la respalda dice: «Entendemos por feminismo, de acuerdo con una tradición de tres siglos, un tipo de pensamiento antropológico, moral y político que tiene como su referente la idea racionalista e ilustrada de igualdad entre los sexos«.
Pues me sigue quedando claro, ¿por qué tanta pelea, por qué tantos feminismos?
Está claro que no es porque no haya una definición clara, por lo que toda esta fragmentación solo puede tener una raíz: el sistema. Obviamente, el sistema patriarcal existe desde mucho antes que el feminismo, Gerda Lener explica en su obra “La Creación del Patriarcado” cómo las mujeres se dejan a un lado en todo lo que se refiere a la creación de símbolos que doten de sentido la realidad en la que viven los seres humanos, y esto mismo es lo que está ocurriendo en la sociedad actual.
El patriarcado como sistema social reinante ha utilizado la más antigua de las estrategias para ganar una batalla, “divide y vencerás”, acuñada por Julio César, un hombre, no iba a ser de otra manera. La simbología de hoy es a través de los medios de comunicación y las redes sociales, por lo que si se crean diferentes símbolos que lleven todos la etiqueta de feminismo, que al fin y al cabo es lo que al patriarcado le incomoda, ninguno de ellos lo será, o lo que sería el principio lampedusiano de “cambiarlo todo para que nada cambie”, de nuevo, un hombre asentando principios inescrutables.
Y así nos adentramos en una sociedad envuelta en feminismos, con merchandaising feminista, con libros de todas las categorías feministas que se venden como churros aunque en la mayoría de casos sean para decorar las paredes y las redes sociales, nos encontramos estrellas que se proclaman gurús de la liberación de la mujer a base de movimiento de cadera, y otras tantas de la radicalización del feminismo a base de filtro y sin que se les mueva un pelo. De repente, nos encantan las vulvas y las tenemos bañadas en plata y oro, y colgadas en orejas y cuello- sin cuestionarnos ni quiera si dichas joyas son en sí marcas de género– y ,por supuesto, tenemos nuestro reality particular en el que todas podemos participar, y obtener simpatías y antipatías cuidadito con salirte un poco de lo que dice el bando del que te hayas posicionado-.
Nos hemos perdido, nos hemos perdido, y el patriarcado está ganando la batalla– me digo una vez más- En el fondo, ya lo sabía, pero después de la lectura de esta tarde me ha quedado más que claro.
¿Soluciones? No las tengo. Porque yo no soy nadie, solamente una mujer que buscaba información y está atemorizada por lo que ve. Así que vuelvo a ella, a Simone, a la primera que se atrevió a escribir y gritar por
nuestra libertad; y diré que el feminismo es una manera de vivir individual y una lucha colectiva, y que esperemos que en este año nuevo que se nos presenta miremos por vivir individualmente lo más afín al feminismo que podamos y tengamos una lucha muchísimo más colectiva que lo que hemos vivido el año que hemos dejado atrás.