Cuando un árbol es más que un árbol

Cuando un árbol es más que un árbol suscita más interés que si simplemente fuese una planta de tallo leñoso y elevado, que se ramifica a cierta altura del suelo; que es como lo define la Real Academia Española. 

Cuando un árbol es más que un árbol los deberes para con él son más que cuando no lo es, y lo mismo ocurre con las decisiones que sobre él recaen. 

El Ficus macrophyllia que existe en la calle Pagés del Corro en la esquina con la parroquia de San Jacinto, en el barrio de Triana, es hasta cierto punto un misterio, por no saberse con exactitud a quién pertenece el árbol. Por documentos fotográficos se sabe que el ficus debió ser plantado después de 1910 pero antes de 1913. El árbol, que fue plantado en un espacio público, era sitio de reunión para personas de todas clases, por lo que la parroquia pidió al Ayuntamiento de Triana que cercase la zona de manera que el acceso quedase reservados a aquellos que acudían a la homilía, y así se hizo. No está claro si con cesión de papeles o no. 

De no demostrarse lo contrario, el árbol pertenecería al ayuntamiento y, por tanto, su cuidado correspondería al mismo. No obstante, dado que se encuentra en la plaza de la parroquia de San Jacinto, muchos han atribuido esta tarea a los párrocos allí al cargo, y es que esto de hacerse un poco el sueco cuando se trata de cuidar cualquier cosa es una técnica que todas conocemos- no seáis hipócritas seguro que vosotras también os habéis escaqueado alguna vez de sacar a la perra o regar las macetas-.

Sea como fuere, el “Ficus de Triana” ha ido creciendo y, por consiguiente, haciendo lo que a un árbol de su familia le corresponde: expandirse. Probablemente, en 1910 no se tuviese conciencia de lo que se hacía pero un árbol de las características de éste -Ficus con hojas de magnolio- no debe plantarse nunca cerca de edificaciones.

La suma de factores era explosiva: autoridades pertinentes- eclesiásticas o gubernamentales- y una especie natural viviendo en un sitio al que no correspondía. El resultado: problemas. 

Con el paso del tiempo y la falta de mantenimiento el ficus ha ido desarrollando enfermedades, según los técnicos del servicio de Parques y Jardines se habían detectado pudriciones importantes y hongos, inspección realizada debido a la caída previa de varias ramas que habían causado heridos. Ante esta situación se decidió podar urgentemente, sin embargo, la tirita no cura la herida, y después de un tiempo el problema continuaba. 

Y es que, de aquellos barros estos lodos, el “Ficus de Triana” ha vuelto a acaparar portadas en las últimas semanas, debido a la inminente tala del árbol y la consiguiente movilización vecinal que se ha producido alrededor. 

De nuevo encontramos intereses enfrentados, por un lado los párrocos dicen que el árbol está destrozando la parroquia de San Jacinto, por otra los vecinos apelan a la necesidad de mantenerlo, no sólo por lo que supone a nivel ambiental, sino por lo que representa para los vecinos del barrio, tengamos en cuenta que familias enteras han crecido con dicho árbol ahí. 

Así, el pasado 17 de Agosto comenzaron las labores de tala de los brazos del gigante, ignorando la concentración vecinal, con sentada incluida, que allí estaba aconteciendo. Es entonces cuando los vecinos se comienzan a organizar y aparece la Plataforma Ficus Vivo. Algunos de éstos llegan a encaramarse a las ramas del árbol para paralizar la tala, Inés y Javi fueron dos de ellos y nos cuentan que “el árbol es un gigante, no pisamos ramas podridas ni huecos” y afirman haberse sentido seguros en todo momento. 

El 19 de Agosto, ante la denuncia presentada al juzgado por parte de dicha plataforma, un juez paraliza la tala. 

Javi nos cuenta qué ocurre ante la llegada de dicha sentencia: “ Emilio Carrillo, que fue vicealcalde del Ayuntamiento de Sevilla y es abogado, recibe una notificación por What´s up con la sentencia judicial. Se lo enseña directamente a la policía, la cual le dice que en formato digital no es válido. Buscamos rápidamente una impresora, lo imprimimos en el barrio y Emilio Carrillo le dice a la policía “aquí está la orden del juez diciendo que paralicen ahora mismo la tala”, a lo que le contesta el policía que él no es abogado y se va. Yo estaba justo al lado, lo vi. Estábamos intentando contactar con algún superior, que es a quien le correspondía el tema y, mientras tanto, seguían talando sin parar. Se quedaron hasta las doce de la noche, incumpliendo la sentencia que tenía más de 15 horas. Incumpliendo leyes laborales, de riesgos laborales, de acústica… una ilegalidad tras otra. 

La imagen detrás era de 30 o 40 policías locales en frente nuestra, en la sombra del árbol- esa imagen está en Internet- y aparte bomberos, anti disturbios, ambulancia, toda la calle cortada…” 

¿Curiosa imagen para tratarse de un árbol, no? Y es que como ya dije, cuando un árbol es más que un árbol el despliegue policial puede ser mayor que en el ocio nocturno, pese a la oleada de pinchazos en discotecas- ya paro, ya paro-. 

No obstante, el pasado 23 de Agosto se paralizó la tala, si es que quedaba algo por talar que no fuese el tronco, debido a la llegada de un informe que “descarta la peligrosidad inminente que pueda causar”, concediéndole al árbol 6 meses de gracia. 

¿Qué futuro le espera al “Ficus de San Jacinto”? Es incierto. Desde la Plataforma Ficus Vivo nos comentan que sus expertos a nivel legal y ambiental están estudiando posibles soluciones que van desde un mantenimiento básico adecuado hasta la creación de muros de contención para las raíces. Su aceptación, tramitación y ejecución a nivel gubernamental es otro asunto. 

Y es que este hecho no es aislado, desde hace años las zonas verdes en las ciudades cada vez escasean más, los cultivos de especies invasoras como el aguacate inundan los campos andaluces, y la desertificación de la joya de la corona Doñana es un hecho más que evidente y avalado por “nuestros representantes”. 

No podemos seguir ignorando la crisis climática y la falta de políticas para frenarla, que digo falta, la aparición de leyes para agravarla, sino me creéis mirad los planes de regadío de la Junta de Andalucía. 

Y es que, este caso del Ficus de San Jacinto, debería escocernos tanto que desde ahora en adelante todos los árboles fuesen más que un árbol y luchásemos por ellos como estos vecinos anónimos que, sin recursos, han conseguido parar un crimen. 

Fátima Fatuarte Díaz
Periodista