Julio 2021

Seguimos poniendo parches a un barco que se está hundiendo, cuando deberíamos centrarnos en tomar el control de las herramientas que aún nos quedan para luchar contra la situación que atravesamos en el contexto nacional, europeo y mundial. En vez de tomar las plazas para debatir y actuar, se fomenta la cultura de la cancelación y se intenta silenciar voces críticas con palabras como fascista o reaccionario. El secuestro ideológico que ha sufrido la izquierda por parte del posmodernismo y el liberalismo refleja el madato de un kantianismo desmedido en la razón humana.

Ha sido admitida a trámite la Ley trans. Un proyecto legislativo que pone el foco en el individualismo y pretende otorgar a las personas un derecho inaudito: el de autodeterminación. En términos generales, la autodeterminación legal de cualquier ámbito material de la realidad, pone en riesgo las garantías ciudadanas y la posibilidad de medir las necesidades sociales y económicas de la clase obrera. A día de hoy, la sociedad en su conjunto sigue trabajando para racionalizar las Leyes y las instituciones y que estas operen conforme a criterios científicos, objetivos y observables. Saltarse estos criterios para dar protagonismo al sentir individual tendrá como consecuencia inevitable un relativismo jurídico.

La hegemonía cultural y política del liberalismo económico nos está llevando a la normalización y “glamurización” de la precariedad, así como de la explotación sexual y reproductiva de las mujeres. Algunos ejemplos del filtro posmoderno con el que se disfraza este retroceso de derechos podría ser la nueva mezcla de prostitución y pornografía de plataformas como Onlyfans; el nuevo “derecho” a la familia que supone la gestación subrogada, una idea cada vez más extendida en el mundo; o el “coliving” que no deja de ser compartir un piso diminuto con 40 años porque tu sueldo no te permite vivir solo en una gran ciudad.

Nuestro Gobierno también ha dado estos días el pistoletazo de salida a su pacto para la reforma de las pensiones. Pocos detalles conocemos aún sobre esta cuestión ya que la información es, como de costumbre, generosa en eufemismos y laxa en datos. Lo que sí parece que va a pasar con total seguridad es que se va a incentivar una jubilación tardía de hasta 70 años, en un contexto de 40% de paro juvenil y una tasa de paro que ya supera el 15% de la sociedad española. En otras palabras, dificultar el acceso al trabajo premiando a aquellos que se jubilen más tarde de la edad legal, eso sí, sacando pecho porque vamos a ahorrar dinero. 

En lugar de fomentar las políticas identitarias y de proponer medidas cuya negociación se caracteriza por el hermetismo y el oscurantismo propios de Montero, Díaz y ahora Escrivá; un partido de izquierdas debería estar promoviendo la reforma del sistema productivo fomentando la industria, creando empresas y vivienda pública, reforzando las inspecciones de trabajo y reformando el sistema impositivo para hacerlo más progresivo.

Nos han colado todo esto en la semana del Orgullo LGBTIQ+, una semana en la que al parecer solo se puede celebrar la diversidad con performances grotescas como la del acto de apertura del Ministerio de Igualdad. Ser críticos durante estos días parece ser un acto ofensivo, por el que se nos ha intentado censurar, pero queremos recordar que el 28 de junio no se celebra, se recuerda aquellos disturbios de Stonewall en los que bisexuales, transexuales, lesbianas y gais se enfrentaron a la represión policial. Y todo lo descrito en este editorial es violencia de los mercados y los Estados contra el pueblo.

CHEMA PEDROSA MUÑOZ
Diseñador Gráfico
CORDURA TRANSITORIA

Me bebo la vida porque es amarga… siempre me gustaron las bebidas amargas. Y esa palabra… amarga.

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