Septiembre 2021

La vuelta al cole. Parece que fue ayer cuando nos subieron el precio de la luz y ahora ya estamos más cerca de las temibles compras de Navidad que de otra cosa. En fin, capitalismo.

Queremos dedicar la editorial de Septiembre a la libertad. Porque sí. Nos parece un término deseado, pero mal conceptualizado en términos generales. Además con esto del auge del liberalismo, no hacemos otra cosa que escuchar esa dichosa palabra, dichosa como esa canción que te ponen en la radio mil veces, que al principio te gusta y que acabas detestando.  Y más aún cuando sabes desde el principio que no era buena.

Porque estaremos de acuerdo en que lo que nos han vendido y venden como libertad en realidad no es tal, ¿verdad? 

Como no podía ser de otra manera, en este editorial sobre la libertad, queremos prestar especial atención a las diferencias entre la libertad para los hombres y la libertad para las mujeres.

Decía Nina Simone que para ella la libertad significaba no tener miedo, y aunque aquí nadie duda de que los hombres sientan miedo, nos preguntamos si realmente su incapacidad de sentir libertad, en el caso de que les suceda, dependa del miedo que sientan con respecto a las mujeres.

Ya no hablamos de temas actuales como el miedo que estarán sintiendo las mujeres afganas ante la inminente toma del estado por parte del régimen talibán, no podríamos, porque aunque deseamos la libertad total de esas mujeres y apoyamos su causa, son ellas las que tienen que alzar la voz y nosotras callar y difundirla. Y como esto, muchas otras causas en las que las mujeres sienten verdadero miedo, y por lo tanto no tienen libertad.

El miedo no es solo eso que siente una mujer una noche a las 3 de la mañana al volver a casa. 

Las mujeres tenemos miedo a que no nos quieran, a no cumplir con la norma establecida para nosotras, a desentonar, a la soledad, a no estar a la altura como madres, a no dar placer como es debido y también a no sentirlo. Tenemos miedo del qué dirán, de si nuestra feminidad es demasiada o si por el contrario no lo es en absoluto. A no gustar, a no ser suficiente, a ser demasiado exigentes, a mandar mucho y también a mandar demasiado poco. Tenemos pánico al amor que hemos aprendido, pero tenemos miedo a renunciar a él, porque no sabemos vivir de otra manera. Nosotras no concebimos nuestra persona como algo individual, nosotras nos definimos en relación a las personas que nos rodean y a las que tenemos que cuidar. Miedo al abandono, al rechazo, a la vejez, a derrumbarnos, a ser demasiado felices. Tenemos miedo a todo y a lo contrario. Porque nuestra libertad tiene muchas condiciones imposibles de cumplir.

Miedo a ser la neurótica, la histérica, la fresca, la descarada, la frígida, la ninfómana, la descarada, la malfollada, la arrabalera, la verdulera, la ordinaria, la intensa, la zorra, la santa, la mandona, la consentida, la mantenida. 

Y ahora resulta que la verdadera libertad es que las mujeres puedan elegir sobre si se desnudan como reclamo capitalista o no. Si ejercen la prostitución o no. Si hacen pornografía o no.

Las mujeres, queremos ser dueñas y señoras de nuestro cuerpo y de nuestra mente, y sobre todo queremos SER, sin que nuestra existencia y acciones dependan de la aprobación o aceptación de ninguna otra persona que no seamos nosotras mismas. 

Y que nuestra libertad no se base en lo que podemos hacer de manera individual para alimentar este sistema patriarcal que nos asfixia, que nuestra libertad se base simplemente en ser, lo que nos apetezca, sin condiciones, pero sobre todo SIN MIEDO.

ANYTA BELLE
Enfermera
SI VIS PACEM. PARABELLUM

Amar con todo, reír por nada y luchar sin miedo. La indiferencia ante lo injusto es el mayor acto de cobardía.

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