¡Ay mamá!

Me dispongo a hablar sobre maternidad, y no puedo evitar sentir miedo al pensar en el odio que se puede verter sobre mi persona al hacerlo. Sin embargo, este sentimiento me hace tener más ganas aún de dar mi opinión. Yo llegué al feminismo gracias a la maternidad, ¡¡¿Cómo?!! ¿Ha dicho que la maternidad es feminista? Nooo, por favor, vamos a evitar entrar en pánico antes de tiempo.

Como iba diciendo, llegué al feminismo gracias a la maternidad, ¿por qué? Pues muy fácil, ser madre me superaba y no entendía para nada porque se suponía que yo tenía que ser capaz de lidiar con eso de manera innata y mi pareja no. Justo ahí, en ese preciso instante, fue cuando de verdad empezó a no cuadrarme el asunto, sentía un malestar aparentemente sin nombre, como diría Betty Friedan, no era feliz. En fin, amigas: género. Pero eso no lo comprendí hasta más adelante, mucho más adelante, después de infinitos libros, vídeos y podcast. De hecho, se puede decir que una de mis mejores amigas durante los primeros meses de mi hijo fue Barbi, escuchar a otras mujeres me hizo sentirme acompañada y comprendida. Llegadas a este punto muchas de vosotras os preguntaréis que por qué os cuento mi vida, pues bien, lo que quiero decir con todo esto, es que no se que hubiera sido de mí, y os lo digo completamente en serio, si cuando me sentía una madre horrible y totalmente incompetente me hubiera encontrado con un movimiento feminista tan hostil como el que estamos contemplando en los últimos tiempos.

Cuando la gente me pregunta cómo empezó mi activismo y en qué momento me puse las gafas moradas, me encanta decir que el feminismo me ha salvado de llevar una vida sumamente infeliz, en parte porque queda como súper dramático y en parte porque es la pura verdad, pero también puedo decir ahora mismo que el movimiento que a mi me salvó no tiene nada que ver con debates en los que se llega al insulto personal, mujeres exponiéndose las unas a las otras, guerras de egos y etc, etc. Chicas, ¿Qué nos está pasando?

Quien me conoce sabe que suelo decir de mi que no soy una madre al uso, pero en realidad quizás sí lo sea, lo único que cambia es que yo soy capaz de decir en voz alta que la maternidad no es lo mejor de mi vida y que me he arrepentido en muchas ocasiones. Sin embargo, para llegar al punto de hablar tan claro sin sentir culpabilidad y/o frustración he necesitado varios años de terapia. Porque por mucho que nos quieran vender la moto del instinto maternal, ninguna mujer sabe si le va a gustar ser madre o no, y muy pocas se plantean qué pasa si en realidad no les gusta o no se les da bien. La maternidad, igual que la menstruación o la lactancia no son actos feministas, por favor, seamos honestas con nosotras mismas. Son procesos biológicos femeninos, punto. Y en el caso de la maternidad, elegibles. ¿Qué tú quieres educar a tus criaturas en feminismo? Me parece primordial para conseguir una sociedad con conciencia feminista en el futuro, pero vamos a dejar de enarbolar cada cosa que hagamos como activismo.

Ahora bien, afirmar que todas las mujeres que deciden ser madres lo hacen de manera inconsciente y sin posibilidad de libre elección, me parece cuanto menos paternalista, y sinceramente no entiendo por qué cuando se habla de maternidad, crianza, lactancia y demás siempre se usa ese tono condescendiente con olor a rancio. Pobrecitas madres alienadas, siempre lastradas, feministas, pero a medias. Ahora me entero de que se puede ser feminista de primera o de segunda. La infantilización de las madres por parte de un sector del feminismo es mezquina, y se sirve del mismo mecanismo que el patriarcado. Vamos a centrarnos por favor, que para ser madre y no hundirte, en los tiempos que corren, hay que tener un par de ovarios como un piano, así que a ver si empezamos a tratarnos con el respeto y admiración que nos merecemos.

Que nuestra capacidad reproductiva ha sido usada como arma opresora es una realidad innegable, pero es tarea del feminismo conseguir que este proceso no se convierta en una losa aplastante para las mujeres; luchar por la corresponsabilidad, animar a las madres a delegar, a priorizarse, a no perder su identidad, penalizar a las empresas que discriminan al sexo femenino por la posibilidad de embarazo, poner de manifiesto la violencia obstétrica, reivindicar el derecho a la libre elección entre lactancia materna o artificial, y así podría estar un buen rato enumerado cosas por las que si merece la pena enfrentarse.

Las madres somos mujeres, y hasta donde yo sé el feminismo se trata de la liberación de TODAS.

“Tú que agarraste bien tu cuerpo a mi cabeza, con ganas de llorar pero con fortaleza”.

Rigoberta Bandini

ANYTA BELLE
Enfermera
SI VIS PACEM. PARABELLUM

Amar con todo, reír por nada y luchar sin miedo. La indiferencia ante lo injusto es el mayor acto de cobardía.

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