El movimiento feminista 4B nació en Corea del Sur hace unos 5 años. El nombre ‘4B’ hace referencia a los 4 mandamientos en forma negativa (bi es ‘no’ en coreano) que empiezan por la letra b: bihon, no casarse; bichulsan, no tener hijos; biyeoane, no tener citas con hombres; bisekseu, no tener relaciones sexuales con hombres. Según algunos datos, podría haber hasta unas 50.000 coreanas seguidoras del movimiento 4B, aunque otras estimaciones dan cifras más bajas. Pero, ¿cómo han llegado tantas coreanas a estos extremos?
La sociedad coreana es extremadamente patriarcal y violenta con las mujeres. Cabe destacar que la violencia machista y la brecha salarial entre hombres y mujeres, por poner unos ejemplos, son de las más altas del mundo. Pero, además, las exigencias estéticas sobre las mujeres, la cultura del porno (incluyendo la pornografía de venganza) y el acoso sexual están más extendidos que en los países occidentales. Y, encima, los hombres coreanos no disimulan su machismo ni tienen ningún interés en fingir caballerosidad. Estos factores, sumados a unas condiciones económicas que dificultan enormemente la conciliación laboral con la familia, contribuyeron a que ya en 2016, la natalidad de Corea del Sur se situara en 1’2 hijos por mujer. A partir de ese momento, es cuando empezaron a precipitarse los hechos que darían lugar al nacimiento del movimiento 4B. Ante la baja natalidad, el gobierno publicó online un Mapa Nacional de Nacimientos que mostraba la localización de las mujeres en edad fértil. La idea era que los hombres pudieran saber dónde localizar a esas madres potenciales. Naturalmente, esto indignó a miles de mujeres y tuvo el efecto contrario al deseado por las autoridades.
El otro hecho que constituyó la gota que colmó el vaso para las coreanas fue una condena judicial en contra de una mujer que difundió por redes sociales la foto de un modelo masculino desnudo, sin su consentimiento, de una escuela de arte. Fue sentenciada a 10 meses de prisión cuando las denuncias por la difusión de fotos y vídeos de pornovenganza que afectaban a miles de mujeres como víctimas nunca tenían la condena judicial correspondiente. Las coreanas se manifestaron contra esa doble moral de la sociedad. Y, poco a poco, empezaron a organizarse a través de las redes sociales. En 2019 nació oficialmente el movimiento 4B.
Uno de los objetivos de este movimiento es promover la huelga de natalidad como una respuesta de las mujeres contra una sociedad que no las respeta. Actualmente, en Corea del Sur, la tasa de fertilidad es de 0’78 hijos por mujer, la más baja del mundo. El gobierno empieza a desesperarse y ya no sabe qué hacer para fomentar los nacimientos y para hacer cambiar de idea a las seguidoras del 4B. Pese a que algunos han interpretado el movimiento como un movimiento contracultural o como una moda, parece más bien una de las pocas formas al alcance de las coreanas –que han desistido de intentar cambiar a los hombres– de vivir al margen del patriarcado de alguna manera1.
El movimiento feminista del 4B es una excelente oportunidad para la reflexión. Podríamos preguntarnos si acaso no hay en Europa y otras partes del mundo un movimiento similar no declarado aunque mitigado. Con las cifras en la mano, se podría argumentar que estamos, al menos, en un 2B (no hijos, no matrimonio). Al analizar esto, se suele apuntar a causas meramente económicas (el precio de la crianza y la dificultad de la conciliación laboral) o a causas sociales vinculadas a la emancipación de las mujeres sin más. Nunca entra en la ecuación, dicho sea de paso, la menor aportación de los hombres, en términos afectivos y de dedicación, tanto al matrimonio como a la crianza de los hijos, como uno de los factores que frenan a las mujeres a la hora de casarse y ser madres. Ahora bien, otra cosa diferente son las otras dos bes (no citas con hombres y no relaciones sexuales con hombres). Estas dos consignas no resultan, de entrada, tan exportables a nuestros países, pues apuntan directamente a un resentimiento grave al que no parece que aquí, en España o Europa, hayamos llegado. Sin embargo, no podemos descartar una radicalización de la situación, de manera que algunas mujeres, organizada o espontáneamente, empiecen a boicotear a los hombres en sus vidas. Estamos asistiendo, desde hace unos años, a un movimiento reaccionario por parte del patriarcado, que, entre otras cosas, niega la violencia machista, dictamina sentencias irrisorias en los delitos graves contra las mujeres, blanquea la prostitución y la pornografía, defiende los roles tradicionales de hombres y mujeres, etc. Si estos hechos empezaran a tener un gran alcance y demasiadas mujeres se vieran afectadas, podrían sentarse las bases para un 4B en muchos lugares de nuestro entorno. De hecho, en Estados Unidos, tras la reciente victoria de Donald Trump, el movimiento 4B ha asomado con fuerza y empieza a crecer imparable, alentado por el eslogan republicano que se hizo viral durante la campaña “Your body, my choice”.
El feminismo lleva siglos denunciando las injusticias contra las mujeres. Algunas de ellas se han subsanado, pero el sistema patriarcal sigue oprimiendo y explotando a las mujeres y está poniendo mucha resistencia para avanzar en los aspectos que van más allá del reconocimiento legal de algunos derechos básicos. Una gran parte de las mujeres quiere que, a los derechos reconocidos, se sumen el reparto equitativo del trabajo doméstico, la ocupación igualitaria de los cargos de responsabilidad en todos los ámbitos, el respeto a la sexualidad de las mujeres, etc. Las mujeres han visto que su (matizada) emancipación económica, legal y civil no ha supuesto su emancipación doméstica y sexual. Esto cuando no hay pasos atrás, directamente, como podría ocurrir en Estados Unidos si el gobierno de Trump prohíbe o pone trabas al aborto. Pero los hombres no parecen estar por la labor de cambiar. Desde luego, no lo están haciendo al mismo ritmo que las mujeres. Y han tenido tiempo para ello. Llegados todos a este punto, mientras los hombres no quieran repartir el mundo con nosotras en equidad, para las mujeres de nuestras sociedades siempre quedará la opción del 4B. Y esta opción, aunque pueda plantearse en términos de venganza, realmente es una renuncia a chocar continuamente contra un muro. El patriarcado, aunque sea una estructura social, se encarna en los hombres concretos con los que salimos y tenemos sexo. De momento.
1Información sobre Corea del Sur extraída principalmente de los artículos:
Sussman, A. L. (2023, 8 marzo). A world without men. The women of South Korea’s 4B movement aren’t fighting the patriarchy –they are leaving it behind entirely. The Cut. https://www.thecut.com/2023/03/4b-movement-feminism-south-korea.html y
Rubio, D. (2024, 14 marzo). Qué es y por qué surge el movimiento 4B. Diario Público. https://www.publico.es/psicologia-y-mente/que-es-y-por-que-surge-el-movimiento-4b