Body positive

¿Qué es eso del body positive y por qué chirría? 

Casi siempre en verano volvemos a escuchar este término que, estoy segura de que a todas nos suena, aunque no siempre sepamos muy bien a qué se refiere. Mayoritariamente se ubica el nacimiento del movimiento “body positive o body positivity” en los 90 (incluso con antecedentes en los 60), pero estaremos de acuerdo en que aproximadamente en 2010 este concepto irrumpe en nuestra vida a través de las redes sociales. 

Recordaréis cuando las redes sociales se llenaron de fotos con el vello de las axilas de colores, con estrías con purpurina o fotos muy cuidadas con tonos suaves y agradables comparando las mal llamadas imperfecciones con elementos de la naturaleza… Todo muy romántico, pero igualmente necesitando modificaciones para ser aceptado. 

En general, las definiciones de body positive suelen hablar de la aceptación del cuerpo más allá de los cánones de belleza mayoritarios e impuestos por la industria. Un enfoque más que necesario teniendo en cuenta la gordofobia imperante. Entendemos la gordofobia como el rechazo y violencia que sufren las personas gordas, realidad que afecta con más dureza a las mujeres. Ser merecedoras de respeto y dignidad no debería estar sujeto a nuestra imagen, simplemente a nuestra existencia. 

¿Entonces cuál es el problema? 

Lo problemático de este movimiento, según mi punto de vista, es que viene implícita una resignificación del concepto de belleza. Flexibilizamos el concepto, sí, pero sigue siendo deseable ser bella y un objetivo a cumplir entre las mujeres. 

Una de las primeras campañas abanderadas de este movimiento que recuerdo fue de una famosa marca de productos de higiene. Recuerdo ver a mujeres de distintas etnias y no tan jóvenes, pero sinceramente a ninguna mujer gorda, esto ha ido cambiando paulatinamente y cada vez vemos más diversidad de cuerpos. No obstante, uno de los lemas que utilizan en verano en sus campañas es “Everybody is a beach body” hasta ahí bien, y lo completan con «Everybody is beautiful”, ¡¡pero qué manía!!. Desde el body positive se considera un triunfo que Ashley Graham, una de las primeras modelos +size, consiguiera ser portada de la revista Sport Illustrated en 2016. 

Un triunfo de la visibilización de todo tipo de cuerpos, sí, pero no mucho. La modelo pese a no tener una talla normativa para las pasarelas (tiene una XL) sí que presenta unas facciones acordes a los cánones de belleza actuales: ojos grandes, nariz pequeña, labios carnosos, ausencia de papada… Figura más gruesa pero siguiendo una silueta de acuerdo a lo impuesto. 

¿Será una casualidad? 

Es innegable que la belleza sigue siendo un mandato de género para las mujeres, así como los cuidados. Desde mi punto de vista es una manera de unir ambos, esta vez supuestamente para cuidarnos a nosotras mismas, aunque la mayoría de veces son elementos de tortura (lifting de pestañas, uñas kilométricas, láser…). Por supuesto, los intereses económicos están presentes, cuando googleamos “body positive” una de las primeras publicaciones que aparece es de una marca de cosmética. 

Reducir la presencia de las personas gordas (mujeres principalmente) a contextos relacionados con la industria de la belleza es un error. 

Si la visibilización de todo tipo de cuerpos se extendiera al resto de contextos sería posible dejar de asociar la idea de éxito a una imagen concreta. Esta asociación entre éxito y delgadez suele ser un factor en el desarrollo y mantenimiento de los trastornos de conducta alimentaria. En la base de estos trastornos está el pensamiento mágico “si pesara x kilos sería feliz”, “si tuviera x imagen podría ir a la playa, salir, conocer gente…”. 

El pensamiento mágico es un tipo de error de pensamiento y consiste en llegar a conclusiones basadas en supuestos erróneos o no justificados, carentes de fundamentación empírica. 

No es cierto que si tengo un cuerpo delgado vaya a tener éxito, sí lo es que si tengo un cuerpo gordo voy a tener dificultades. Algo que está en nuestra mano cambiar. Imaginad encender la tele y que la presentadora del telediario esté gorda, que en un anuncio de una aseguradora aparezca una mujer gorda… Sin necesidad de reivindicación, simplemente normalizando que, ¡oh sorpresa!, existen, son personas normales, dignas de respeto. Dejaríamos también de asociar ciertas características a las personas gordas: “vaga, sin fuerza de voluntad”, porque el imaginario colectivo sobre lo que es o supone ser una persona gorda cambiaría. La verdadera aceptación del cuerpo implica que no ha de ser bello, que nuestro cuerpo no es valioso por como luce sino porque simplemente forma parte de nosotras/os.

Anaís Parejo

Anaís Parejo

Psicóloga

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