El banco
Raíz de árbol hecha madera,
forma geométrica que
soporta el peso de los días
en los que la soledad se posa sobre los hombros,
cuando nos cuesta más encontrarnos a nosotros mismos,
porque miramos al pasado a los ojos,
pero se refleja en ellos una persona diferente
y es entonces cuando somos conscientes del paso del tiempo
y las preguntas nos inundan la cabeza.
¿Cómo he llegado hasta aquí? ¿Me arrepiento de aquella vez?
¿Por qué este luto nunca acaba? ¿Cuándo volveré a estar aquí
de nuevo? ¿Cuántas cosas han cambiado desde que me fui?
¿Soportará este viejo amigo una visita más? ¿Dónde están
todos ahora? ¿Dónde estoy yo? ¿Quién soy ahora mismo?
Y sigo pensando.
Las respuestas no llegan, el sol se mueve en un ángulo diferente,
y la gente camina hacia sus vidas.
Los coches transcurren al ritmo del reloj que siempre marca que llegarán tarde.
Pasean los perros que ya no conozco, y pasan las casas alrededor
y ya no son casas, sino pisos y no viven en ellos vecinos,
sino extraños, y el tiempo se escapa,
pero no las respuestas y todo queda enmarcado
en un pobre hombre sentado en un barrio que parece no ser el suyo,
echando de menos a sus raíces,
esas que ya no puede ver.
Estoy aquí sentado en el banco del parque que me ha visto crecer,
el mismo que guarda la herencia de mi infancia,
de todos los principios y todos los finales que hubo,
pero ya no consigo reconocerme en él.
FERNANDO LARA GARCÍA
Poeta y profesor
SAPERE AUDE
Yo sólo soy el poeta que me haces ser, por eso tú, siempre estarás por encima de la poesía.