La Fundación Ana Bella de Mujeres Supervivientes es un referente en la lucha contra la violencia machista, la regeneración y acompañamiento de las víctimas, así como, de la posterior consolidación como mujeres fuertes en sociedad.
Con motivo del 25 de noviembre- sí, ya ha pasado, lo sabemos- nos pusimos en contacto con la Ana Bella Estévez, fundadora y alma de la fundación.
Fátima Fatuarte.- En primer lugar, gracias. Gracias por tu tiempo y por aceptar esta entrevista pese a ser un medio de comunicación pequeño. La Fundación Ana Bella a día de hoy actúa en 82 países, sin embargo, no siempre ha sido así, ¿cómo fueron los inicios de la fundación? ¿Quiénes y por qué os decidís a dar el paso?
Ana Bella Estévez. – Durante 11 años mi marido me maltrató. Él decía que me pegaba porque me quería, que si no me quisiese ya me habría dejado hace tiempo y nadie me ayudó. Nadie se dio cuenta de lo que estaba viviendo, ni siquiera yo misma. Quizás el maltrato psicológico es más sutil, más difícil de ver, pero el maltrato físico… la gente me pregunta cómo no me daba cuenta si me pegaba. (…)
Después de 11 años, yo le dije que pensaba que era mejor que nos separásemos en vez de que me siguiese pegando, que si no estábamos bien esa era la solución. A lo que él me contestó “no chiquita, tú nunca te separarás de mí, porque lo nuestro es amor o muerte”.
Yo seguí insistiendo, pero él cada vez se ponía más violento- porque era la primera vez que yo le llevaba la contraria en 11 años-. Yo de rodilla estaba rezando el padre nuestro, el seguía insistiendo en que firmase el papel, se abalanzó sobre mí, empezó a estrangularme… perdí un poco el conocimiento, ya no tenía fuerzas para luchar por mi vida. Cuando te maltratan pierdes los instintos, para defenderte, para vivir, tenemos una indefensión aprendida, que las mujeres que estamos siendo maltratadas necesitamos que las personas de alrededor nos ayuden a salir de esa situación, porque nosotras no podemos. (…)
Como él veía que yo no podía hablar porque me estaba estrangulando me decía “apriétame los brazos si quieres decir que sí”; pero yo no tenía fuerza, me había robado todos los instintos para sobrevivir; pero creo que el único instinto que le quedaba era el instinto de madre y escuché a mi hijo pequeño llorar… Eso me dio fuerzas para apretarle los brazos, firmar lo que quiso y hacer el amor después. Esa noche utilicé mi fuerza, mi miedo, mi valor… para esconderme en el garaje de mi casa y llamar a un teléfono de ayuda un novecientos que había antes del 016.
Yo llamé, no para decir “soy una mujer maltratada, por favor ayudadme”, sino para preguntar si yo podía separarme, aunque mi marido no quisiera. Me dijeron que tenía que ir a una cita con una asesora jurídica que me iba a explicar el procedimiento. Yo les dije que no podía ir. Me preguntaron por qué, si estaba impedida, si tenía coche, si tenía las llaves de mi casa… Y mi respuesta, con 29 años fue “porque no puedo salir sola de mi casa sin que él sepa a dónde voy”. Mi cárcel era mental.
Un día que pasé por el Centro de la Mujer me decidí a entrar, yo no tenía cita con la asesora jurídica, pero me dijeron que esperase a ver si me podían atender. Mientras estaba esperando la mujer que estaba en recepción tuvo una gran empatía y me ayudó muchísimo, porque empezó a preguntarme “¿y con 4 hijos cómo es que te quieres separar? ¿Estás siendo maltratada?”. Yo le dije que no, y entonces me empezó a hacer preguntas del tipo “¿tú manejas el dinero de tu casa?” y yo, no. “¿Tú trabajas por tu cuenta o con él?” y yo “con él” (…)
Cuando salí de la casa de acogida yo no podía parar de pensar en todas las mujeres que estaría viviendo ese terror silencioso, invisible, que yo viví durante 11 años y en el que nadie me ayudó. Y
como esas noticias de mujeres asesinadas o los carteles de mujeres con el ojo morado no me habían servido para identificarme con ellas, decidí contar mi historia en televisión.
El resultado de mi primer programa es que me llamaron más de 1000 mujeres, estuve 1 año entero para devolver todas las llamadas. A la primera que ayudamos se quedó en mi casa, luego ella ayudó a otra, y esa a otra… y así es como creamos la Fundación Ana Bella en el año 2006.
Fátima Fatuarte.- Es conocido que existen asociaciones como la vuestra, sin embargo, nadie sabe exactamente cómo funcionan y qué hacen las personas que trabajan en ellas. ¿Cómo definirías tu labor?
Ana Bella Estévez. – La Fundación Ana Bella somos una red de mujeres supervivientes, que hemos transformado ese sufrimiento que vivimos en experiencia, en empatía, para ayudar a más de 42.000 mujeres en España a que rompan el silencio, se empoderen con un trabajo digno y vuelvan a ser felices, pero, sobre todo, para que actúen como agentes de cambio para ayudar a otras. Hemos creado una red, la Red Ana Bella de Mujeres Supervivientes, que actúa en todo el mundo y estamos ya en 82 países, somos 27.000 mujeres actuando como agente de cambio.
Lo que hacemos es complementar los recursos públicos y cuando no los hay, los suplimos. La violencia de género es una vulneración de los derechos humanos que tiene dimensiones de pandemia global, sucede en todo el mundo, y en la Fundación Ana Bella hemos descubierto la vacuna, que es canalizar la empatía y el amor de las supervivientes detectando a las víctimas, acompañándolas durante todo el proceso de denuncia, juicios, visitas a la policía… que es un proceso muy duro y muchas veces largo, para que ellas no se rindan. Nosotras nunca nos rendimos.
Por otra parte, el 40% de las mujeres maltratadas no nos damos cuenta de que estamos siendo maltratadas. Y si tienen menos de 24 años, la estadística sube al 66%. Pero, ¿quién se puede dar cuenta? Nuestros compañeros y compañeras de trabajo o de clase, que pasan con nosotros 8 horas al día.
Desde la Fundación Ana Bella estamos yendo a centros educativos con los testimonios de mujeres supervivientes para formar al alumnado en violencia de género, para que sepan cuáles son las señales de alarma, que te pueden dar la pauta de que la relación es abusiva, cómo mantener una relación sana y cómo proceder si piensas que una compañera pueda estar siendo maltratada. Con el fin de que todos y todas actuemos como agentes de cambio frente a la violencia de género.
Ese es el cambio que proponemos desde Fundación Ana Bella, que se forme en los centros educativos y en las empresas, de forma sistémica, igual que lo es la prevención de riesgos laborales; para que todas y todos podamos ser agentes de cambio.
Fátima Fatuarte.- Desde el año 2002, has ido rompiendo clichés y aportando mucha luz gracias a tus distintas apariciones en los medios de comunicación. ¿Cuáles son los tabúes, leyendas urbanas y principales ideas erróneas en torno a la violencia de género? ¿Ha habido un avance real en las últimas dos décadas en lo que a este tema se refiere?
Ana Bella Estévez. – En Europa 62 millones de hombres siguen maltratando a sus parejas y sólo el 14% de las mujeres maltratadas piden ayuda. Es decir, aunque existen recursos en Europa, las mujeres maltratadas no acceden a ellos.
También, los medios de comunicación siguen contando las noticias de mujeres asesinadas, no en base a la persona responsable de que exista la violencia de género que es el hombre que la ejerce,
sino en base a las estadísticas de las víctimas; lo que genera una imagen social que parece que existe la violencia de género porque hay víctimas.
Nosotras proponemos poner el foco en los responsables, los hombres que la ejercen, y hacer las estadísticas conforme a ello. Por ejemplo, en Andalucía en lo que va de año 10 hombres han matado a sus parejas, en vez de decir 10 mujeres han sido asesinadas; o mostrar las condenas, por qué no dicen cuántos hombres están en la cárcel por ello, cuántos años de condena les cae por asesinar a su mujer o por maltratarla, no lo sabemos, parece que la violencia queda impune. Sabemos lo que le pasa a la mujer “la tira por un 5º piso, la degüella, la quema viva, le pega puñaladas…” Es hora de que cambie la forma de dar las noticias.
También me sorprende que después de tantos años, todos los anuncios de “rompe el silencio”, “actúa” … nunca se les pide a los maltratadores que dejen de maltratar. Sería bueno que también los anuncios se dirigieran a los hombres. Toda la presión se le pone a la mujer, y una mujer cuando está siendo maltratada es muy difícil que actúe, necesita todo el apoyo de las personas alrededor.
Fátima Fatuarte.- Más del 73% de las mujeres que están siendo maltratadas en España no se atreven a denunciar y, por tanto, no están recibiendo ayudas puesto que son ‘invisibles’. Gracias a vuestra labor desde la ‘Fundación Ana Bella’ precisamente tratáis de hacerlas ‘visibles’. ¿Estáis notando evolución en ese sentido, es decir, son cada vez más las mujeres que se lanzan a dar el paso y piden apoyo? ¿Cuántas mujeres forman parte ya de vuestra Red de Mujeres Supervivientes.
Ana Bella Estévez. – En el imaginario social, una mujer maltratada es una mujer con el ojo morado, el maltrato físico, pero, una relación de maltrato es una relación de dominio y sumisión. El que era mi marido me pegaba porque yo tenía personalidad suficiente para rebelarme y él utilizaba la fuerza física para tenerme dominada. Pero hay tantos hombres que no necesitan pegar a su pareja para tenerla totalmente maltratada: castigos de silencio, humillaciones, pruebas imposibles de superar, incumplimientos de promesas, manipular, chantajear, control del tiempo, del dinero, de la sexualidad… Todas estas formas de maltrato que no implican un maltrato físico también anulan a la mujer, y son las formas menos visibles porque no implican marcas. Ésas son las mujeres con las que nos cruzamos cada día, en España 1 de cada 10.
Últimamente lo que se está viendo es que los jóvenes chicos, un 20% según un Estudio de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción, cree que la violencia de género no es una vulneración de los derechos humanos sino una ideología. Estamos volviendo atrás.
En la Fundación Ana Bella las mujeres supervivientes nos formamos para identificar a las víctimas invisibles. Lo primero que hacemos es salir en todos los medios de comunicación a cara descubierta explicando nuestro ejemplo de superación, que merecemos ser felices, que el abuso no es amor… y eso hace que muchísimas mujeres nos llamen y se nos colapse la web. Yo hice un vídeo que se llama “Lo nuestro es amor o muerte” y tuve 92 millones de visitas, demostrando que los testimonios positivos de las mujeres supervivientes hacen que otras mujeres se identifiquen con nosotras y quieran empezar una vida nueva y decidan romper el silencio.
Empezamos este proyecto en el año 2006, pero ahora hemos empezado un proyecto que se llama “El abuso no es amor” con Yves Sant Laurent, desde septiembre de 2021, llevamos 11000 personas formadas y de ellas 500 han roto el silencio en las formaciones.
No hemos notado disminución de casos, estamos saturadas, por eso creamos la red de mujeres. Porque no podíamos dar abasto. En nuestra red de mujeres, una mujer pide ayuda y, como todas
hablamos español, hay unas 100 o 200 mujeres que la ayudan que le contestan, que le ofrecen su testimonio, que sirven de espejo de separación, que las acompañan durante todo el proceso hasta que se separan del agresor.
Fátima Fatuarte.– En lo que a legislación se refiere, de vuestra fundación y como expertas conocedoras de lo que la violencia de género supone, ¿pensáis que es suficiente con la existente a día de hoy? ¿Qué puntos creéis que habría que reforzar o mejorar en la actual Ley de Violencia de Género?
Ana Bella Estévez. – Las leyes españolas son referentes mundiales. Las medidas, que hay más de 200, están bien. Lo que falla es la implementación de esas medidas. El acceso tiene que ser más fácil para las mujeres, que no debería ser obligatorio denunciar para acceder a esas medidas, porque la mayoría de las mujeres no denuncia. Que no haya que demostrar que eres víctima para recibir una ayuda, ya que eso revictimiza a la víctima, sino que haya una especie de certificado que te valide para recibirla, para evitar la estigmatización social.
Por otra parte, las personas que tratan con las víctimas de violencia machista tienen que tener más formación y, sobre todo, que actuar con empatía. Por ejemplo, a día de hoy, que te vaya bien en un proceso depende de que te toque un buen juez o jueza, que agilice los procesos; que el abogado de oficio esté por la labor de hacer su trabajo… eso no debería pasar, debería existir un compromiso social mayor.
Otro ejemplo, cuando una mujer va a denunciar a la policía, tiene derecho a que la asista un abogado o abogada gratuito antes de poner la denuncia, no después. ¿Qué pasa? No siempre el abogado o la abogada están disponibles en ese momento. La policía te lo dice, “si quieres abogado tienes que esperar a que llamemos y venga, puede tardar 4 horas”. ¿Qué mujer se queda allí 4 horas? Nerviosa, quizás ha dejado a sus hijos con la vecina… entonces te dicen, vete para casa y cuando tengamos la abogada te llamamos. Esa mujer no vuelve. O te dicen “pon la denuncia, y ya cuando vayas al juicio te asistirá el abogado”.
Ha mejorado mucho que ahora existe un protocolo legal por el cual la policía no sólo recoge la información de esa última agresión sino toda la información de maltrato desde que tienes relación con esa pareja. Todo se recoge en VioGén, que es una base de datos donde está todo lo importante de las mujeres que han denunciado violencia de género. ¿Qué falla? Que VioGén debería también contemplar todos los riesgos sociales, no sólo riesgo de muerte, y debería ser más accesible no sólo a la policía sino a Servicios Sociales, Centros de Salud… Y, sobre todo, la información tiene que estar actualizada, porque el fallo es ese, y a lo mejor una mujer que tiene una orden de alejamiento está otra vez conviviendo con el maltratador y tendrían que subir el riesgo.
Fátima Fatuarte.– A nivel social desde ciertos sectores se pone en duda la existencia de una violencia de género como tal, se habla de violencia intrafamiliar o en la pareja, no obstante, sabemos que la violencia de género implica mucho más, ¿qué medidas pueden ser efectivas en sociedad?
Ana Bella Estévez. – La violencia de género es más amplia. Se refiere a todas las circunstancias que conllevan que las mujeres tengan más difícil vivir por la diferencia de sexos. No es un maltrato en general, es un maltrato basado en el sexo, te maltratan porque eres mujer, debido a esa desigualdad de roles que existe desde hace milenios, la desigualdad de género.
La violencia de género implica también la mutilación genital, los matrimonios forzados, el acoso laboral, la discriminación salarial, etc. ¿Qué se puede hacer? Formar, en los centros educativos y
empresas, enseñar cómo identificar las señales de alarma frente a las señales abusivas, lo que supone una relación sana y actuar como agentes de cambio frente a la violencia de género.
Fátima Fatuarte.– ‘De mujeres víctimas a mujeres supervivientes’: ése es uno de los principales lemas de vuestra Fundación. ¿Por qué esa perspectiva? ¿Es más efectivo construir esa imagen en positivo que transmitir tan sólo la realidad del maltrato o del abuso de la mujer?
Ana Bella Estévez. – Cuando yo salí de la casa de acogida el panorama era: 4 niños chicos, de 1 a 10 años, sin dinero, sin trabajo, sin experiencia laboral demostrable porque yo había trabajado con mi ex marido pero no estaba dada de alta; no tenía estudios, porque yo había obtenido las mejores notas de acceso para entrar en mi carrera, pero él me hizo elegir entre la Universidad o nuestro amor. No tenía casa, nadie me alquilaba una casa con 4 hijos, no tenía la custodia de mis hijos, sólo medidas provisionales y tenía mucho miedo de perderla porque mi marido se quedó con nuestra casa en la costa del Sol de 9000 metros cuadrados, un Roll Royce, mis hijos iban a un colegio internacional bilingüe en Marbella y yo, como te digo, no tenía nada.
Lo que tenía era un certificado que acreditaba que yo era una víctima de violencia de género. Con aquel papel yo podía ir a la Seguridad Social y pedir la renta activa de inserción, en aquella época, año 2001-2002, eran 320€. Hoy, año 2022, 20 años después son 426€.
Imagínate, 300€, 4 niños, yo me harté de llorar, pero es que yo sólo tenía ese papel. Yo me acordaba de las noches sin dormir, de los puñetazos, de las palizas… y me decía a mí misma: “ay que ver, Ana Bella, que lo que has conseguido con 29 años es ser una mujer maltratada y este documento oficial me lo verifica”. Pero, al mismo tiempo, me di cuenta de que, si yo estaba allí sana, viva, yo no era una víctima como decía ese papel, yo era una mujer superviviente. Yo soy una mujer muy fuerte, una mujer acostumbrada a trabajar bajo presión, que se repone rápidamente de los fracasos, que sé lidiar con la frustración, soy muy perseverante- yo quería que mi matrimonio funcionase y aguantar lo que otras no hubieran podido- y todas estas cualidades que tenía para resistir un maltrato, las iba a utilizar ahora para conseguir un trabajo, conseguir la custodia de mis hijos e hijas, conseguir mi casa y ser feliz. Así que yo rompí el certificado- luego lo pegué con tesafilm porque hace falta- y jamás cobré la renta activa de inserción, porque sabía que yo valía más de 300€ y eso es lo que reivindicamos desde la Fundación Ana Bella.
Cuando estamos siendo maltratadas estamos siendo víctimas de la violencia de género y necesitamos el apoyo para salir de esa situación. Una vez que hemos salido, si nos siguen tratando como víctimas al final se crea un rol revictimizado que nos lleva a la exclusión social. Con la palabra superviviente estamos dando a conocer que hemos sobrevivido a esos malos tratos, que nosotras no somos el problema, que somos parte de la solución. Que la sociedad nos vea como agente de cambio, como valiosas. Por eso, en la Fundación Ana Bella hicimos un programa de empoderamiento de la mujer para que salgamos no como víctimas sino como mujeres felices, victoriosas… en positivo. Y al hablar no sólo del maltrato, sino de la superación y la felicidad posterior, hacemos que más mujeres rompan el silencio, porque nadie quiere sentirse identificada con una víctima, pero sí como una superviviente.
Fátima Fatuarte.– A nivel individual, ¿cómo nos recomiendas actuar en caso de conocer a alguna mujer víctima de violencia de género?
Ana Bella Estévez. – Cuando sospeches que alguna mujer de tu alrededor está siendo maltratada, díselo. A mí durante 11 años nadie me dijo nada. Después, una amiga sí me dijo “es que yo veía que te trataba como una niña chica”. Pero en el momento nadie me dijo nada.
Acércate a ella, pregúntale si está bien, dile que desde que tiene esa pareja no la ves feliz. Cuéntale lo que has detectado: “ya no eres la misma, ya no sales, te pones nerviosa cuando te busca en el trabajo, ¿qué te pasa?”…, seguramente ella lo va a negar. No importa. Porque todo lo que le estamos diciendo a ella se le va a quedar en la mente y al día siguiente, cuando se esté lavando la cara, se mirará en el espejo y vosotras vais a ser ese espejo en el que se mire, va a pensar en lo que habéis dicho y eso va a hacer que el tiempo de reacción de esa mujer se acorte.
En mi caso fueron 11 años, quizás podrían haber sido 3 o 4. Y aunque esa mujer lo niegue, ofrecele vuestra ayuda, dale tu teléfono y dile que ahí estás para hablar. Quizás nunca te llame, pero puede que sí, aunque pasen meses, años… No hay que estudiar una carrera para eso, sólo hay que escuchar con empatía y no hablar. Esto último, sin querer lo vamos a hacer, “te lo dije”; sin embargo hay que intentar no hacerlo porque esto sólo hace que se sientan culpables de no haberse dado cuenta, y en vez de abrirse se va a cerrar.
Si llora, dejadla que llore, quizás es el único espacio de confianza que tiene para llorar, te va contar un montón de cosas que quizás te suenen surrealistas, pero que son verdad. Créetelas, no la juzgues, ten palabras amables, si eres cariñosa, abrázala… y cuando acabe su relato pregúntale ¿cómo te puedo ayudar? Y ofrécele tu ayuda.
Fátima Fatuarte.– Os concedieron en 2020 la Medalla de Andalucía a los Valores Humanos y recibisteis también distinción en los Premios Solidarios ONCE Andalucía 2021: son algunos de los más destacados premios y reconocimientos institucionales que habéis recibido. ¿Cómo os hacen sentir los premios?
Ana Bella Estévez. – Cada premio es diferente. Cada premio nos llena de emoción. Primero, porque valoran nuestro trabajo, porque, al ser un reconocimiento público estamos cambiando la imagen social de una mujer víctima por una mujer superviviente capaz de actuar como agente de cambio social.
Yo recuerdo que cuando me dieron el Premio del Observatorio contra la Violencia de Género por el Consejo General del Poder Judicial yo salí en un artículo de El País como una de las protagonistas del año. Pero no me pusieron en la página de sucesos, porque no me habían asesinado; tampoco en la sección de sociedad, donde suelen poner a las personas que trabajamos en emprendimiento social; sino en la sección de líderes, por primera vez en España, una mujer que había sido maltratada, salía en los periódicos no porque había sido asesinada sino porque estaba cambiando el mundo, y para eso también sirven los premios. Para que la sociedad no piense que nosotras somos el problema sino parte de la solución.
Fátima Fatuarte. – Por último, queremos agradecerte nuevamente tu labor y tu generosidad al darnos esta entrevista y nos gustaría mucho que nos dejases un último mensaje, que resumiese cómo te sientes como mujer, como superviviente y como emprendedora social.
Ana Bella Estévez. – Me siento feliz. Quiero dejar el mensaje de que en España hay millones de hombres buenos, con los que podemos tener relaciones sanas; aunque también quiero recordar que 1 de cada 10 hombres sigue maltratando a su pareja en España y quiero decirle a todas las mujeres que sientan que están siendo maltratadas por su parejas que se merecen ser felices, que el abuso no es amor, que toda la fuerza que están utilizando para aguantar un maltrato lo pueden utilizar para romper el silencio, para pedir ayuda y empezar una vida nueva y feliz. Somos mujeres muy capaces de conquistar nuestros sueños y ser agentes de cambio en el mundo.
Me siento feliz, realizada, muy orgullosa de mis hijos e hijas y, sobre todo, de mi nieta Ildia. Todas las horas de fuerza y de trabajo que invierto, sobre todo es por mi nieta, para que ella viva en una sociedad libre de violencia hacia las mujeres.
Fátima Fatuarte Díaz
Periodista