“La literatura ayuda a visibilizar problemáticas sociales de una forma más accesible que la teoría académica”
Irene Otero, licenciada en Publicidad y con un máster en Comunicación Cultural, debuta en la narrativa con “Los augurios”, una novela tan impactante como necesaria. Este libro no solo cuenta una historia, sino que denuncia y visibiliza las dinámicas de violencia machista que tantas mujeres sufren en relaciones de pareja.
Como señala la escritora Laura Freixas en el prólogo, el relato transcurre en “la tensión entre el ‘no pasa nada’ y el ‘sí pasa’, entre el miedo que se siente y la falta de herramientas para nombrarlo”. La fuerza de “Los augurios” radica en su capacidad de remover y despertar conciencias, transformando la experiencia individual de la protagonista en una poderosa voz colectiva.
“Lo que la novela nos deja entrever”, reflexiona la filósofa Ana de Miguel en el epílogo, “es que el feminismo puede salvar vidas. Y, a veces, no es una metáfora; es literal”.
Una obra que interpela, sacude y reivindica: imposible quedarse indiferente.
- La novela te sumerge en un relato de terror psicológico, centrándose específicamente en la violencia psicológica dentro de la pareja, una forma de maltrato no tan “explícita” como la violencia física, tal y como lo describe Laura Freixas en el prólogo. ¿Por qué decidiste enfocarte en esta manifestación particular de la violencia machista?
En un momento de mi vida, como tantas mujeres, me choqué de frente con esa realidad que creía que no podía sucederme a mí. Me di cuenta de que nunca había visto una película ni leído una novela que hablara de la violencia psicológica en las relaciones heterosexuales, ningún relato que me ayudara a identificarla o a entenderla como algo colectivo, así que decidí escribirlo. La novela está escrita en clave de terror psicológico porque así se vive la disonancia cognitiva, la neblina mental que se genera en el aislamiento, la luz de gas, la devaluación progresiva y el resto de las herramientas del maltrato.
Evidentemente, estaba toda la teoría feminista, pero yo aún no había llegado a ese punto.
- En un momento crucial, la protagonista expresa: “Cuando me duele de verdad, le gusta más”. ¿Qué querías provocar o despertar en la lectora o el lector con esta frase?
En la novela se narra una violación explícita. No es una violación “de callejón oscuro” -la definición de violación que aún pervive en el imaginario colectivo- sino una agresión sexual que sucede dentro de la pareja y que, además, comienza como una relación deseada por ambas partes. Quería invitar a la reflexión sobre ello, sobre la violencia sexual como un juego de poder y control para el maltratador. Este juego no surge de repente, sino de una forma tan progresiva como el resto de la devaluación.
- El maltrato hacia Pulga, la mascota de la protagonista, puede interpretarse como una forma de violencia vicaria dentro de la pareja, una extensión del daño psicológico hacia la víctima. ¿Qué buscaste transmitir al incluir este elemento en la historia?
Exacto. Es una forma de hundir a la protagonista, que adora a su perra y que tampoco tiene mucho más en ese momento. El maltrato a un animal inocente y noble tiene un componente muy simbólico, algo perverso que anticipa el horror. Muchas películas de terror abren la veda con el asesinato de un animal y casi todos los psicópatas empiezan torturando animales. Hay algo muy oscuro en ello y que, además, cuenta con muchas posibilidades de quedar impune.
- En la historia, la infancia parece ser un componente fundamental en la construcción de la identidad de la protagonista. ¿Qué papel crees que juega este periodo de la vida en la forma en que enfrentamos el presente?
La infancia, como periodo de socialización, es fundamental en la autoimagen, en el carácter o en los roles que adquirimos. Nos construimos en una estructura social, en una cultura con diferentes relatos que hacemos propios sin darnos cuenta, como el amor romántico y los roles de género. La influencia de la familia en la autoestima o en las heridas emocionales también es un punto clave en “Los augurios”.
- ¿Cómo se cruzan tus vivencias y la ficción en esta obra?
Hay algo de autoficción y de preocupaciones personales. Por lo demás, hay una protagonista sin nombre que podría ser cualquier mujer.
- Muchas mujeres se han sentido identificadas con la protagonista de tu novela. ¿Cómo gestionas el feedback que te dan al respecto?
Tengo sentimientos encontrados, la verdad. Por un lado, me hace mucha ilusión leer a tantas mujeres increíbles hablando de la novela, diciendo que les ha ayudado a entender cosas de sus propias relaciones o comentando las similitudes con sus experiencias. Lo malo es que la historia puede llevar a lugares bastante sombríos a quienes han pasado por ese tipo de situaciones. Esa parte aún no sé cómo gestionarla.
- ¿Consideras que la ficción puede ser una herramienta de activismo o denuncia social, en este caso contra la violencia de género?
Por supuesto. La literatura, el arte en general, ayuda a visibilizar problemáticas sociales de una forma más accesible que la teoría académica o incluso que el ensayo. La emoción y la identificación también son mayores. Aunque eso no significa que la teoría no sea imprescindible para abordar la raíz de estas cuestiones.
- Más allá del relato como obra literaria, ¿qué reflexión o mensaje esperas que se lleven las/os lectoras/es tras adentrarse en tu novela?
Una lista de red flags que ayuden a identificar patrones de violencia de género antes de que la situación escale. La novela lo deja claro, luego vienen cosas peores. Con eso me quedaría muy contenta.