Gen recesivo

¿Una distopía?

-Hasta el siglo XX los hombres y las mujeres de este mundo estaban divididos por sus roles tradicionales. Pero había mujeres que no se conformaban con su papel de cuidadoras y esposas, hombres que se sentían mujeres y que no podían expresarse físicamente ni en su forma de vestir o amar…

El profesor miró a su alumnado antes de proseguir su discurso.

-Pero tuvo que ser en los últimos años de siglo XXI cuando finalmente se decidió dejar de imponer estereotipos de género, desde aquel momento cada persona elegiría por sí misma si quería ser hombre o mujer, hay quien lo elige porque es lo que siente, pero no es obligatorio tener una razón de peso, hoy podemos elegir nuestro sexo según cualquier tipo de conveniencia y sin necesidad de hacerlo permanente en el tiempo. Hoy puedo ser mujer, mañana hombre, es tan fácil como usar o no pintalabios o ponerse falda o pantalón. Que hayan dejado de imponerse los estereotipos no quiere decir que hayan dejado de usarse, simplemente ahora los podemos elegir a nuestro antojo-. Les alumnes rieron quedamente.

-Antes, dicen les muy viejes o les muy sabies, todo aquel tema estaba muy relacionado con el sistema de reproducción humano, pero gracias al gran salto científico que se ha producido ya no necesitamos cuerpos gestantes, tener un hije es tan fácil como enviar una muestra genética a un laboratorio especializado y nueve meses después, tener nuestro retoño en brazos. Esto ha liberado a la sociedad de un gran peso, ya no hay discriminación por sexo, violencia machista, patriarcado ni nada similar. Todos los seres humanos son exactamente iguales en derechos y obligaciones-.

-Profesor- dijo un alumne grande y de fuertes brazos, cuya barba en otros tiempos hubiera contrastado con su larga melena rosa y su sombra de ojos azul- ¿cómo era la reproducción antes del siglo XXI?-.

-Bueno- dijo el profesor- no es un tema agradable y puede que hiera la sensibilidad de algunes de tus compañeres, Jacobo, pero basta decir que la mezcla genética se producía en el interior de la mujer, cuyo cuerpo se transformaba grotescamente, se le hinchaba la barriga casi a punto de explotar, porque el bebé crecía dentro de ella, luego tenía que expulsarlo entre terribles dolores y ríos de sangre, finalmente los pechos se le llenaban de leche, como las ubres de las vacas, y tenían que amamantar a les bebés como si fueran animales-.

Les alumnes encogieron la nariz y soltaron alguna que otra risita nerviosa, la frase que más repetían era: ¡qué asco!

-Para que podáis entender el proceso actual en toda su complejidad, la próxima semana visitaremos un laboratorio donde podréis ver cómo lo hacemos en la actualidad y si…-.

-Disculpe, profesor. ¿Es cierto que las vacas gestan ahora los bebés humanos o se trata de una leyenda urbana?

-El común de la población no tiene necesidad de conocer el proceso tan al detalle, aunque se trate de un secreto a voces, por eso solo se les revela a estudiantes como ustedes que van a dedicar su vida a la reproducción humana. Verán, nuestra tecnología todavía no nos permite reproducir un ser humano por completo en un laboratorio, el proceso de gestación es demasiado complejo, por esa razón utilizamos hembras de especies animales para ello. El futuro va encaminado a la desaparición de estas prácticas, claro está, pero de momento es el mal menor, ¿o prefieren ustedes hincharse como vacas?-.

El alumnado protestó con disgusto, rechazando aquella idea, sobre todo las mujeres, como Irene, que aunque todavía no tenía pechos había comenzado su proceso de hormonación y ya notaba su voz más dulce y femenina, o Nadia, que solo llevaba una semana como mujer pero ya se sentía plenamente identificada, aunque si hubiera tenido que pasar por un parto natural como los de antes, jamás se habría hecho mujer. Incluso Izan, que hacía ya tres años que no era mujer, sintió un claro alivio al pensar que esos rituales arcaicos ya no se llevaban a cabo en la actualidad.

Unos días más tarde visitaron las instalaciones prometidas, allí vieron como los auxiliares de laboratorio hacían el trabajo más tedioso, extrayendo la información genética de las muestras y haciendo las mezclas necesarias para hijes según el porcentaje genético deseado, podría tener desde un progenitor hasta diez, por un pequeño plus se podían elegir el color de pelo y de ojos, mientras que las enfermedades más graves se descartaban de forma rutinaria.

Les alumnes iban tomando nota de todos los procesos, emocionades al saber que pronto elles mismes trabajarían en un laboratorio similar.

Dejaron la parte más desagradable para la última hora de la tarde.

Los establos donde estaba el ganado eran mucho más lujosos de lo que esperaban, estaban limpios, había calefacción y no se escuchaban ruidos desagradables. Por algún motivo pensaban que las vacas eran ruidosas y malolientes, pero les explicaron que se había llevado una escrupulosa selección de las vacas, ya que tenían que gestar a los bebés humanos de la próxima generación y no podían utilizar cualquier animal, solo los de mejor calidad y en las mejores condiciones.

Les estudiantes se quedaron impresionades cuando vieron la primera vaca, en las imágenes y dibujos que habían visto hasta la fecha parecían más simiescas y con el cuerpo más peludo, nunca hubieran pensado que eran tan parecidas a los seres humanos, en realidad eran un poco más pequeñas, tenían barrigas de diferentes tamaños, pero todas les daban un aspecto grosero. La forma del cuerpo, la distribución de las extremidades, la forma de moverse, todo recordaba al ser humano, pero sin llegar a serlo, pues en sus miradas no se advertía signo alguno de inteligencia ni reconocimiento, llevaban los cuerpos desnudos, mostrando sus enormes pechos colgantes, y ninguna de aquellas vacas tenía pene como el que tienen todos los seres humanos. El profesor se plantó entre sus alumnes y las vacas para comenzar su explicación.

-No tengáis miedo, no son peligrosas, además han recibido una terapia de choque para aprender a no acercarse a la valla, podéis contemplarlas cuanto queráis sin temor alguno. Luego examinaremos a alguna más de cerca. Como veis, son vacas en diferentes momentos de la gestación de un ser humano, están bien alimentadas y bien tratadas, por el bien de las futuras generaciones- dijo como si se tratara de un secreto-, pero siguen siendo animales irracionales, por lo que deben estar controladas en todo momento. Las mantienen descubiertas y rapadas para un mejor control. Cada vaca puede parir del orden de unos 10 o 15 bebés humanos durante su vida útil, cuando se descartan para la gestación todavía se pueden usar como vacas lecheras, para la extracción de leche materna. Una vez que sus ubres se secan, se descartan, esto es, se sacrifican y con su carne se produce comida para otras especies. Sus aceites también son muy codiciados en la industria farmacéutica, así como su piel para algunos artículos de lujo que muy pocos de nosotros podremos permitirnos- dijo con pesar.

Después del turno de preguntas el profesor los hizo pasar a una segunda habitación más pequeña donde tenían una vaca atada por el cuello para que no se moviera.

El profesor la cogía de la mandíbula y la obligó a abrir la boca- aunque no lo podáis apreciar, les cortan las cuerdas vocales para que sean silenciosas, porque si no emiten ruidos de lo más molestos, lo que les impide descansar y desconcentra al personal del establo- luego agarró una de las ubres para explicar a les estudiantes el proceso de lactancia y cómo extraer la leche para los bebés, les estudiantes fueron examinando las ubres une a une hasta que todes quedaron satisfeches. Luego subieron a la vaca a una camilla donde inmovilizaron sus piernas y examinaron el orificio delantero por donde la inseminaban y por donde nueve más tarde expulsaba al bebé humano.

-Esto es un milagro de la ciencia, muchaches, no lo olvidéis. El ser humano ha sido capaz de adaptar una hembra de otra especie para delegar la reproducción de la nuestra, todo un logro del que podemos estar orgullosos-.

-Pero profesor, no entiendo cómo era la reproducción humana antes, nosotres no tenemos esos extraños orificios, ¿cómo podíamos…?

-Buena pregunta, Enrico, verás. Nuestra tecnología consiguió eliminar esos orificios de nuestra anatomía, puesto que ya no iban a ser necesarios, se convirtieron artificialmente en un gen recesivo, por lo que ya no existen seres humanos con esas características tan… -dudó un momento- asquerosas, ¿por qué no decirlo?

Les estudiantes rieron la ocurrencia tan acertada de su profesor. Todos menos Enrico que insistió: -pero profesor, ¿qué pasa si alguna vez nace un ser humano con esas características?

-Todos estaremos de acuerdo- respondió- en que los seres humanos no tenemos ese orificio indeseable- miró inquisidoramente al grupo-, por ello, si alguna vez se produce un error, ya que somos humanos y podemos errar, y se produce una mezcla genética con la del receptáculo, es decir, la vaca, y por ese motivo tenemos una ternera con orificio delantero, y observe que digo ternera y no bebé, ese producto se consideraría contaminado y pasaría a formar parte del ganado reproductor.

Les estudiantes respiraron aliviados con la explicación, jamás tendrían un bebé con orificio delantero, afortunadamente. Seguirían viviendo en su mundo perfecto donde todos los seres humanos nacen con pene y donde pueden elegir libremente los estereotipos que quieren o no aplicarse, donde puedes decir si hoy eres mujer y ama de casa, u hombre y trabajador, sin ningún tipo de límite, un mundo donde ser homosexual, heterosexual o bisexual es cuestión del pie con el que te levantes ese día, o con el que se levanten los demás. Y, sobre todo, un mundo donde la reproducción humana es un derecho ganado a pulso con la extirpación del gen recesivo antes llamado mujer.

SouRCe

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