Llego a mi casa; me recibe el aroma de las plantas que he sembrado. Me tomo un vino blanco mientras escucho la canción de Chan Chan de Iseo & Dodosound, mientras me río conmigo y siento mi cuerpo moverse. Disfruto de mis caderas, de mis pechos rozando mi camisa y del calor de la noche. Podría decir que estoy sola pero cuando miro a mi alrededor siento la felicidad de este espacio, y respiro. Me dirijo al cajón donde tengo mi juguete, lo abro. A la vez, voy jugando con los dedos de la otra mano entre mis bragas y me voy abriendo con mucho cuidado. Me siento; estoy mojada.
Sigo, aprovechando algunas imágenes fantasiosas que vienen a mi mente. Una de ellas es besar unos labios, no sé de quién son pero los disfruto. Luego imagino que me abre lentamente entre las caderas y que muy sutilmente empieza a lamer mi campana, y de repente se vienen otras imágenes. Me tocó más rápido, luego enciendo mi juguete y le voy subiendo a la velocidad que me gusta. Quizás hoy sea la uno, la dos, la tres. La dejó así un momento, siento mis pezones erizarse, mis labios se entreabren, y me empiezo a mover hasta que visualizo una cascada, y allí hay un ave escondido. Veo que abre sus alas lentamente, y entonces las cavernas se contraen y sale el gemido, y es brutal el último suspiro que sale. Pero quiero seguir y me voy soltando de nuevo. Mi vulva está dilatada, termino de tocarme un poco más, y entonces sonrío de felicidad. Me quedo ahí metida entre mis sábanas, en paz.