Reseña Niña Vieja
La poesía tiene fama de difícil, elitista, casi sagrada. Quizá porque muchos señoros la han convertido en su feudo, ganando premios Nobel a costa de romantizar el sometimiento femenino, cosificarnos, adorarnos en los pedestales en los que nos colocaban ellos mismos para luego quejarse de que no cumplíamos sus expectativas